El método KiVa comenzó a utilizarse en 2009 en Finlandia, donde la universidad de Turku desarrolló el programa por orden del Gobierno y ha obtenido excelentes resultados: en 10 años el número de agresores ha bajado a la mitad y en un tercio el de las víctimas. Es eficaz para combatir todo tipo de acoso, sea físico, por internet o de exclusión social.
Hace 5 cursos, nuestra ikastola puso en marcha el programa KiVa para combatir el acoso escolar.
La clave KiVa es capacitar al alumnado. Que el alumnado adquiera un papel activo para que defienda a la víctima y no acepten el acoso. Son muchos los alumnos y alumnas que se dan cuenta de que el bullying (acoso) está mal pero pocos dan el paso de defenderse.
Para conseguir esta capacidad se discute con el alumnado, para que entiendan cómo actúan todos: los que se ríen a su alrededor, el agresor directo y la propia víctima, todos/as juegan un papel diferente. La responsabilidad es de todos-as y el alumnado debe entender que pueden jugar otro papel, que suponga el fin del acoso.
Cultivando la empatía, aprenden el respeto, cómo comunicar las emociones y cómo comportarse con los demás; comprenden cómo se siente la víctima y así protegerla.
También se habla con el/la agresor/a, a nivel individual, de que no se acepta esa actitud y que tiene que acabar con ella; e indirectamente, trabajando la empatía y haciendo ver el dolor de la víctima.
El programa KiVa trabaja en dos apartados. A nivel de prevención e intervención. Utiliza materiales y protocolos específicos para ambos programas y en ambos casos el papel del profesorado es fundamental. El profesorado recibe formación para que enseñen al alumnado que algunas cosas son normales y otras no, lo que es bullying y lo que no. El conflicto entre iguales no es bullying, pero sí es bullying el acoso sistemático que se da cuando no están en situación de igualdad y en el ejercicio de poder.
Reforzar la colaboración entre pueblos, comunidades y todos-as para hacer frente realmente al bullying es fundamental.